18 de agosto de 2022
En su 58ª Temporada de Cámara, el Instituto de Música UC presenta el martes 23 de agosto dos obras clave del siglo XX. El concierto será ofrecido por el Ensamble Contemporáneo UC, que dirige Aliocha Solovera y actuarán como solistas los profesores David Núñez y José Antonio Escobar. Se abordarán dos obras concertantes: el Concierto para violín de Alban Berg, en la versión para ensamble de Andreas N. Tarkmann, y A Fuoco, obra para guitarra solista y ensamble de Luca Francesconi.
El concierto se realizará a las 19 horas, en el Auditorio del Centro de Extensión Oriente (Jaime Guzmán 3.300), con inscripción gratuita aquí. No habrá transmisión en streaming ni repetición.
“El Concierto para violín de Alban Berg es un clásico del siglo XX y, junto a su ópera Wozzeck, su obra más importante. Junto a este clásico presentaremos la obra de Luca Francesconi A Fuoco, que está llena de colores y energía pulsativa a lo cual contribuye un variado set de percusión que incluye instrumentos de tradición extra europea”, destaca Aliocha Solovera, compositor y fundador del Ensamble Contemporáneo.
Aliocha Solovera: “Lo que tienen en común estas dos obras es que en ellas el solista no es comprendido como una figura histriónica sobresaliente, sino que se integra al tejido instrumental”
“Lo que tienen en común estas dos obras es que en ellas el solista no es comprendido como una figura histriónica especialmente sobresaliente, sino que está bastante integrado al tejido instrumental; no tiene esta cosa virtuosa superficial que uno ve a veces en el formato de concierto. Además, las dos obras tienen una sensibilidad muy fina con el color” explica Aliocha Solovera. “Para mí es un gran desafío y una gran satisfacción poder trabajar el Concierto de Alban Berg, una de sus obras más grandes. Por suerte existe este arreglo para orquesta de cámara”, agrega.
“La técnica dodecafónica no tiene ningún efecto en la calidad expresiva de la música, no le resta nada. Es absolutamente falsa esa idea”, desmiente Aliocha Solovera. “Cada compositor adapta la técnica a su estética, a su mundo expresivo. No es al revés, no es que el método hace la música”, agrega.
El violinista David Núñez destaca la figura misma de Alban Berg (1885-1935), como uno de los tres compositores de la Segunda Escuela de Viena, responsable de la introducción dodecafonismo. “Ellos comienzan a componer con el método serial en la primera década del siglo XX y esto es una especie de explosión en la historia de la música que, junto con La Consagración de la Primavera de Stravinsky, hace una articulación entre el siglo XIX y el siglo XX”, indica el profesor del Instituto de Música UC.
El Concierto de violín fue la última obra que escribió Alban Berg, en un período en que trabajaba en su ópera Lulú, la que quedó inconclusa con su temprano deceso. “Es el resultado de varias circunstancias. La más importante para mí viene del violinista norteamericano de ascendencia ucraniana Louis Krasner, que le hizo el encargo. Él viajó a Europa, se entusiasmó con el método dodecafónico y quiso desarmar el prejuicio de que la música dodecafónica es una música meramente lógica y racional, en la cual no existen las emociones, las intuiciones o la espontaneidad”, detalla Núñez.
Berg, sin embargo, fue inicialmente renuente. Cuando acepta la comisión, muere como consecuencia de la polimelitis Manon Gropius, una joven de 18 años muy cercana a él e hija de sus amigos Alma Mahler y Walter Gropius. “Era su regalona, y de ahí el título que dice ‘dedicado a un ángel’. Es una obra muy profunda, y es la última obra de Berg, porque Lulú no la terminó. Tampoco escuchó el estreno, que lo dirigió Hermann Scherchen”, apunta Aliocha Solovera.
“Estas dos circunstancias son muy importantes y son particularmente legibles en la obra. Es imposible para ningún intérprete dejarlo a un lado”, asegura David Núñez.
David Núñez: “Alban Berg logró algo prácticamente imposible, que es penetrar un espacio particularmente conservador y lograr que entrara esta propuesta estética renovadora”
El violinista profundiza en la estructura de la obra. Aclara que la serie de doce sonidos con la cual trabajó Berg “es ambigua; es un poco tonal y un poco dodecafónica. Imaginemos un cuadro que sea al mismo tiempo figurativo y abstracto”. Las tríadas tonales son nueve y para los sonidos diez, once y doce, Berg decidió incorporar un coral de Johann Sebastian Bach. “La melodía que elige de la Cantata BWV 60, titulada Ya es suficiente, comienza con tres tonos. Es increíble, es como una sincronización jungiana”, apunta el violinista.
Así, los sonidos del coral de Bach, indica Ñúñez, “aparecen todo el tiempo. Cada vez que la serie da una vuelta se vuelve a citar el coral. En esto radica la maravilla de esta obra; es dodecafónica y al mismo tiempo propone una lectura diferente de la música tonal”.
“Me parece relevante que dentro del Instituto de Música UC tengamos ensambles estables dedicados a la música contemporánea y también dedicados a la música barroca, y etcétera. Que todas las tendencias estén representadas”, dice el violinista David Núñez.
Además, señala que “Berg realmente logró crear un aparato estético que se instala en el repertorio de todos los violinistas importantes de la historia. Los que no lo han tocado, en cambio, se cuentan con los dedos de la mano”, explica David Núñez. “Yehudi Menuhin, Henry Schering, Pinchas Zucherman y Joseph Szigeti; estamos hablando de artistas que no están relacionados para nada con la música contemporánea, y que tienen versiones absolutamente extraordinarias de esta obra”, dice el violinista venezolano radicado en Chile.
“Este Concierto es parte del repertorio, y es al mismo tiempo una de las obras faro de la historia del dodecafonismo. Berg logró algo prácticamente imposible, que es penetrar un espacio particularmente conservador y lograr que esta propuesta estética renovadora entrara dentro de esa burbuja conservadora. Es algo que solamente un genio como él pudo haber hecho”, cierra David Núñez. Será su segunda colaboración con el Ensamble Contemporáneo UC: en la década pasada, tocó la mandolina en la Serenata Op.24 de Arnold Schoenberg.
José Antonio Escobar: “A Fuoco, de Francesconi, es una obra muy importante para la guitarra, de gran envergadura, muy virtuosa”
El guitarrista José Antonio Escobar (1973) se integró a la planta académica del Instituto de Música UC en marzo de 2021. “Estoy contento con retomar esta hermosa actividad que es la academia”, dice el intérprete, quien retornó a Chile en octubre de 2019, después de siete años residiendo entre Italia y España. Ganador de premios en dieciséis concursos internacionales, entre ellos, el primer lugar en el “Alirio Díaz” en 1997 y el “Francisco Tárrega” 2000, graba con Naxos y su CD Guitar Music of Chile (2008), fue en su momento el más vendido del sello (ver nota aquí).
Ahora se apronta para su primera participación en la Temporada de Cámara de Música UC, en lo que será también su debut con el Ensamble Contemporáneo UC. “Con algunos de los músicos fuimos compañeros en nuestra etapa de formación. Pero es la primera vez que trabajo con el ensamble y debo decir que es un enorme placer colaborar con ellos, me siento muy honrado. Además, tengo la oportunidad de aprender con Aliocha Solovera, que es un tremendo compositor y tiene muchísima experiencia en todo lo que es este tipo de música”, comenta el guitarrista chileno.
“Aprecio mucho esta invitación a participar junto al Ensamble Contemporáneo y aprender también de mis colegas maestros. Con este concierto me siento ya totalmente dentro de esta gran institución que es la Universidad Católica”, asegura el guitarrista José Antonio Escobar.
“Es muy importante para mí participar en esta temporada de música de cámara, aprecio mucho esta invitación a participar junto al ensamble y aprender también de mis colegas maestros. Con este concierto me siento ya totalmente dentro de esta gran institución que es la Universidad Católica”, asegura José Antonio Escobar. Destaca igualmente que “este concierto será en vivo, no será transmitido por streaming, así que será una oportunidad única e irrepetible”.
El guitarrista será solista en A Fuoco, del italiano Luca Francesconi (1956). “Es uno de los compositores vivos más importantes en Europa y el mundo. Si bien pertenece a la vanguardia, me parece que tiene una gran llegada en el público general también. O sea, es bastante accesible su música”, comenta.
La obra originalmente era para guitarra sola, Francesconi la compuso en 1989 y se titulaba Alborada. Luego, en 1995, hizo esta versión de cámara, A Fuoco. “Como es muy grande y compleja, es decir, requiere un trabajo bastante largo para montarla, tanto musical como técnicamente, he decidido también tocar su versión solista en mis próximos recitales. De hecho, hablé directamente con Francesconi para que me enviara la partitura y él, muy amablemente, me envió la versión para guitarra sola”, explica el profesor Escobar.
“Le escribí a la página web, no recibí respuesta, entonces lo encontré en Facebook y por ahí me respondió muy amablemente. Le escribí en inglés, me dijo ‘qué pena que dos latinos hablemos en inglés’, así que nos pusimos a hablar ahí cada uno en su idioma. Para mí fue hablar con un rockstar”, reconoce.
A Fuoco, indica, “es una obra muy interesante; es entretenida, súper virtuosa, o sea, exige muchísimo del intérprete en cuanto a la destreza técnica. Las rítmicas pueden ser muy imbricadas y tiene grandes desafíos de dedaje y de velocidad”.
Ensamble Contemporáneo UC, en un concierto previo en el Centro de Extensión Oriente.
José Antonio Escobar explica que se trata de “una obra muy importante para la guitarra, de gran envergadura. Pareciera que comenzara en una forma de meditación, para luego volver a lo terrenal. Tiene gran cantidad de ritmos muy intrincados, muy virtuosos, donde el solista realmente tiene que hacer una especie de show de manos, y explora prácticamente todas las posibilidades técnicas de la guitarra. Requiere una gran preparación y por eso es muy importante la tarea de nuestro director”.
Señala, además, que esta obra concertante se inspira en la música hindú y su virtuosismo: “Me parece que se inspiró en el disco Shakti, de John McLaughlin. Además, al compositor le gusta mucho también el virtuosismo del flamenco”.
Aliocha Solovera: “Cada vez que se presenta alguna obra de la Segunda Escuela de Viena, hay una importante presencia de público”
De la obra A Fuoco, de Francesconi, Aliocha Solovera destaca el interesante trabajo tímbrico, el color instrumental y los elementos relacionados con tradiciones extra europeas, a través de instrumentos como las tablas hindú y tazones tibetanos. Con ellos, indica, se hace presente un carácter pulsativo. “Yo diría que de ahí sale una gran vitalidad que tiene la obra”, resume.
“Además de que la calidad del sonido de José Antonio Escobar se destaca, valoro mucho que él esté tan interesado y motivado, tan comprometido con esta obra, que no es del tipo de repertorio que él normalmente aborda. Incluso se comunicó con Francesconi”, agrega.
Asimismo, confidencia que David Núñez ya había estudiado el Concierto para violín de Berg, pero nunca lo había tocado. “Como también es compositor, tiene una gran cercanía con este repertorio. También está muy entusiasmado”, explica.
En sus 23 años de vida, el Ensamble Contemporáneo UC ha estrenado cerca de 200 piezas, entre creaciones nuevas chilenas y obras universales que no se habían tocado en el país.
En cuanto a esta obra fundamental del siglo XX, indica que Alban Berg trabaja con el dodecafonismo en una forma bastante libre. “Es que cada compositor adapta la técnica a su estética, a su mundo expresivo. No es al revés, no es que el método hace la música. En el caso de esta obra, hay hasta una cita de un coral de Bach en el segundo movimiento y hay algunas nociones incluso tonales dentro de este trabajo dodecafónico. La técnica no tiene ningún efecto en la calidad expresiva de la música, no le resta nada. Es absolutamente falsa esa idea”, asegura el profesor Solovera.Efectivamente, el violinista que comisionó la obra, buscaba una partitura atractiva para las grandes masas, para demostrar que el dodecafonismo sí podía ser expresivo y emotivo. Su plan dio resultado. “Esta obra es efectivamente del repertorio clásico del siglo XX”, sentencia Solovera.
Él, con el Ensamble Contemporáneo UC, han traído de vuelta a los escenarios nacionales el legado de la Segunda Escuela de Viena. Han abordado, por ejemplo, Pierrot Lunaire y la Sinfonía de Cámara Op.9 de Schoenberg (ver nota de 2016 aquí).
“Era un repertorio que no estaba muy presente. Creo que siempre hubo un prejuicio negativo frente a esta escuela, asociándola a un método para componer que algunos llamaban ‘matemático’, lo que es totalmente falso. Creo que ese mito se rompió, porque la verdad es que cada vez que se presenta alguna obra de la Segunda Escuela de Viena hay una importante presencia de público”, cierra el profesor Solovera.
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