6 de julio de 2023
La 59a Temporada de Cámara UC contrapone dos grandes sonatas. Una de ellas, es un icono de la literatura universal. La Sonata Kreutzer, de Ludwig van Beethoven, está entre las obras más conocidas y apreciadas de Beethoven, y la han grabado figuras tan gravitantes como Gidon Kremer con Martha Argerich, David Oistrakh con Lev Oborin y Pinchas Zukerman conDaniel Barenboim.
Ochenta y cinco años después, Edward Elgar escribió la que sería una de las obras de cámara más importantes que aportó al repertorio, su Sonata para violín y piano Op.82.
Ambas composiciones serán interpretadas por los profesores del Instituto de Música UC Frida Ansaldi y Mario Alarcón, en el programa "La pasión de la música en la sonata". Serán dos conciertos, ambos a las 19 horas; el martes 11 de julio en el Auditorio del Centro de Extension Oriente (Jaime Guzmán 3.300, inscripción gratuita aquí) y el miércoles 12 de julio en el Centro Cultural GAM (Alameda 227, inscripción gratuita aquí).
"Ésta fue una iniciativa completamente propia de la profesora Fida Ansaldi. Conversamos a fines del año pasado, ella me propuso el programa, y a mí me pareció muy interesante porque yo jamás había tocado ninguna de las dos piezas. Como siempre me he propuesto estar en constante crecimiento, lo tomé como un desafío muy motivador. Así que estoy muy contento", comenta el pianista Mario Alarcón.
Será la primera vez que ambos académicos actúen como dúo. "Nos conocemos hace muchísimo tiempo, desde cuando yo era estudiante. Y en Alemania coincidimos; nuestros hijos jugaron y crecieron juntos. Por estas cosas del destino, después vinimos a reencontrarnos en el Instituto de Música UC. Frida es una persona bellísima, es muy fácil trabajar con ella, es muy sensible y muy musical; estoy muy, pero muy contento", señala el profesor Alarcón.
Frida Ansaldi también recuerda esos años de amistad que cultivaron en Alemania en los años 90. "Nos conocemos hace muchos años; compartimos mucho en Alemania. Mi exesposo, Bernd Zack fue el profesor de Mario Alarcón y su esposa, Jacqueline Urízar, con quien yo toqué mucho, pero no así con él. Ahora me dije 'Ésta es una oportunidad muy linda para poder hacer algo juntos', y eso me impulsó a hacer un concierto con él. Ha sido extremadamente grato, además, porque tiene toda la escuela pianísitica de mi exmarido, lo cual para mí ha sido muy familiar", comenta la violinista.
En los conciertos, se interpretará primero la Sonata para violín y piano en Mi menor, Op.82 de Edward Elgar y luego, la Sonata para violín y piano N°9 en La mayor, Op.47, más conocida como Kreutzer, de Ludwig van Beethoven.
Frida Ansaldi: "La Sonata de Elgar y la Sonata Kreutzer de Beethoven tienen, intrínsecas, la pasión, y además tienen mucha fuerza, un fuego interior"
Respecto del programa, Frida Ansaldi indica que ya las había interpretado y que ambas obras "tienen, intrínsecas, la pasión, y además tienen mucha fuerza, un fuego interior". La violinista revela que ha estado enseñando mucho Salut d'Amour, de Elgar, y que ello se sumó a que asistió a un concierto sinfónico donde también se interpretó una obra de Elgar. "Todo eso fue una inspiración para hacer la Sonata de Elgar, que me gusta mucho", señala.
En el caso de la Sonata Kreuzter la eligió "porque es un clásico que hace tiempo no se había hecho. Me dieron muchas ganas de tocarla por su virtuosismo, por el fuego interno que tiene". En resumen, apunta Frida Ansaldi: "Son dos emblemáticas sonatas, muy llenas de pasión y fuego interior, con mucha fuerza interpretativa". Destaca igualmente que Beethoven abre el Romanticismo y que en los concierto el público será también testigo de la implementación de nuevas armonías y nuevas sonoridades del posromanticismo, a través de la obra de Elgar.
Junto con su Cuarteto para cuerdas en Mi menor y su Quinteto con piano en La menor, la Sonata Op.82 es reconocida como la mayor contribución a la música de cámara de Edward Elgar y por eso mismo la han grabado eximios violinistas, como Yehudi Menuhin, Nigel Kennedy, Midori, Maxim Vengerov y Jennifer Pike.
En cuanto a la Sonata Kreutzer, la profesora Ansaldi resalta en las notas al programa que Rodolphe Kreutzer, quien era considerado el mejor violinista de la época, "nunca la ejecutó por considerarla difícil e intocable", y que "Beethoven, siendo consciente de esto, advertía a sus futuros intérpretes que la Sonata estaba 'escrita en un estilo muy concertante, casi de concierto'". Asimismo, la violinista destaca cuán inspiradora resultó ser esta obra en otros campos artísticos.
Entre las obras que nacieron impulsadas por la partitura de Beethoven se cuentan dos tituladas justamente La sonata a Kreutzer: una novela de Leon Tolstoi y dos versiones de una pintura, de René Prinet.
Mario Alarcón: "La Sonata Kreutzer es todo energía y alegría, y la Sonata de Elgar es mucho más melancólica y taciturna"
"La Sonata Kreutzer se transformó en un referente y tiene la virtud de marcar un antes y un después en materias de profundidad musical, de forma y de dificultad. Tanto para el violinista como para el pianista no es un desafío menor", complementa Mario Alarcón.
El pianista señala, además, que el carácter de ambas obras es contrastante: "La Sonata Kreutzer es todo energía y alegría, y la Sonata de Elgar es mucho más melancólica y taciturna".
Por ello, para el público será una experiencia rica en emociones. "En términos de colores, las obras son completamente diferentes. Beethoven era colérico, sanguíneo y volcánico. La obra de Elgar, en cambio, presenta la flema británica y esa música está teñida de la melancolía de la campiña inglesa de la época victoriana", apunta el profesor Alarcón.
Otras diferencias entre ambas creaciones, están en la forma y en los procedimientos que utilizaron los compositores. "Beethoven no es cíclico, en cambio en Elgar hay algunas ideas que se van repitiendo a lo largo de la obra y que ayudan a darle unidad", dice el pianista.
Hay otro elemento interesante que el profesor Alarcón identifica. El público, dice, podrá escuchar una sonata para piano y violín, y una sonata para violín y piano. ""Hasta Mozart, era indiscutible que el violín llevaba la voz cantante, y Beethoven, en contraposición a esto, fue el primero que dijo: 'No, esta sonata es para piano y violín. Y después otros como Brahms y Franck hicieron más o menos lo mismo, y el piano dejó de ser un acompañante pasivo, y se convirtió en un complemento, en un contendor y en muchas otras cosas más importantes y más ricas que solamente un acompañante. La Sonata de Elgar también presenta un complemento importante del piano, pero el violín definitivamente 'la lleva', como se dice en buen chileno", cierra Mario Alarcón.
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