17 de junio de 2021
photo_camera Anaís Poblete y Samuel Poblete tienen sus conciertos de título este segundo semestre, y ambos aspiran a hacer un posgrado en el extranjero el próximo año, si se dan las condiciones financieras.
Dos estudiantes avanzados de Música UC están entre los cinco jóvenes intérpretes que representan a Chile en una nueva edición del taller “Encuentros” de la Fundación Gustavo Dudamel.
El violista Samuel Poblete (1998), alumno de Penelope Knuth, y la violinista Anaís Burgos (1997), alumna de Oriana Silva, abordaron el 15 de junio un avión, rumbo a Madrid. Allí se reunieron con decenas de jóvenes instrumentistas de México, Estados Unidos, Bolivia, Argentina, Venezuela, Colombia, Perú, Nicaragua, España y Portugal, para trabajar junto a un grupo de solistas de orquestas tan relevantes como la Filarmónica de Berlín, la Filarmónica de Viena y la Sinfónica Simón Bolívar. Juntos deben abordar un exigente programa.
La delegación chilena se completa con el contrabajista José Manuel Cornejo, la violista Laura Suau -ambos estudiantes del Departamento de Música de la Universidad de Chile, y con el violinista Jarec Rivera. Los dos últimos son integrantes actuales de la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil, al igual que el violista Samuel Poblete y la violinista Anaís Burgos. Todos ellos fueron seleccionados y becados por la Fundación Dudamel para participar hasta el 29 de junio en una nueva edición del taller “Encuentros”.
Vea aquí un ensayo; el inicio de la Serenata de Tchaikovsky.
Esta actividad tiene una doble dimensión: es un ejercicio formativo, pues los solistas profesionales guían a los estudiantes, y también es un ejercicio práctico: tras diez intensos días de trabajo, la Orquesta Encuentros ofrece una gira de conciertos en tres localidades de España, bajo la dirección del mundialmente famoso director Gustavo Dudamel, titular de la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles en EE.UU.
“Cuando nos avisaron, fue un llamado inesperado, y nos hizo mucha ilusión. El maestro Dudamel invitó a profesores de distintas orquestas, uno de cada cuerda, y eso me tiene bastante contento porque es todo es un aprendizaje, que incluye seccionales, es decir, ensayos por fila con ellos, y también ensayos tutti dirigidos por el maestro Gustavo”, comenta Samuel Poblete.
Los estudiantes de Música UC son parte de la Orquesta Encuentro, que ofreció con Gustavo Dudamel su primer concierto este viernes 25 de junio en el Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo, en Oviedo. Foto desde el público.
Los conciertos se realizan en Oviedo, Tenerife y Gran Canaria, entre el 25 y el 28 de junio, y el programa es bastante exigente: la Serenata Op. 48 de Tchaikovsky y La Noche Transfigurada de Arnold Schoenberg.
“Fue increíble, aún no lo creemos”, comenta Samuel Poblete tras el primer concierto, en Oviedo. “Fue mucho trabajo, porque el repertorio era complicado, pero valió la pena”, agrega Anaís Burgos. La crítica también ha destacado muy positivamente estos conciertos. “Dudamel y la Orquesta del Encuentro rozan el cielo”, decretó por ejemplo el crítico Francisco Martínez en Bachtrack, respecto del concierto inaugural del 37° Festival Internacional de Música de Canarias, y calificó las versiones entregadas de Tchaikovsky y Schoenberg como “asombrosas” y “redondas desde todo punto de vista". Revise la crítica aquí, y vea un video preparado por ese festival aquí:
Esta actividad marca para los dos alumnos de Música UC su reencuentro con Gustavo Dudamel, pues ambos participaron en el concierto de homenaje a José Antonio Abreu que condujo el director venezolano, en 2018 en el Teatro CorpArtes: ambos ya eran entonces miembros de la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil.
Anaís Burgos recuerda esa experiencia en Santiago. “Fue una instancia de mucho aprendizaje. Creo que para nosotros dos el maestro Dudamel es un gran referente, porque es un director reconocido a nivel mundial y además es latinoamericano. Yo al menos, crecí viendo sus videos en YouTube y pensaba que nunca en la vida lo iba a conocer, y menos que me iba a dirigir, así que fue un gran desafío, pero maravilloso. Fue una experiencia inolvidable, aprendimos mucho, había músicos de muchas orquestas profesionales de Europa, Estados Unidos y Latinoamérica, y poder compartir con ellos esta experiencia, poder aprender de ellos, fue un trabajo muy gratificante”, dice la violinista.
Esta vivencia también fue inolvidable para Samuel Poblete: “Gustavo Dudamel es un referente; para las orquestas latinoamericanas es una súper estrella musical. Creo que todos tuvimos muchas expectativas cuando supimos que nos iba a venir a dirigir, y en el caso mío esas expectativas fueron superadas. Uno lo ve como algo irreal, pero cuando llegó el momento de trabajar con él, sucedieron cosas concretas; el sonido de la orquesta cambió, igual que el nivel de concentración. Con el solo hecho de que él estuviera ahí nuestros sentidos se activaron al máximo”, comenta el violista.
Concierto de la Orquesta del Encuentro con Gustavo Dudamel en la inauguración del 37 Festival Internacional de Canarias. Foto: Instituto Canario de Desarrollo Cultural/ Gobierno de Canarias.
“También me marcaron mucho los músicos invitados, sobre todo el violista de la Filarmónica de Berlín, Amihai Grosz; todo lo que él nos hablaba del trabajo en equipo y de la concepción del sonido orquestal y todas esas cosas que ellos saben y que nos las compartieron en primera persona. Eso fue lo que más me marcó. Y ahora, que se vuelva a repetir esta misma experiencia, con música de cuerdas, que es nuestra área, es aun más gratificante. Me da mucha ilusión lo que se viene ahora también. Quiero aprender lo mismo y mucho más”, agrega Poblete.
“La profesora Oriana Silva siempre se ha enfocado en la parte musical, que es muy importante para lo que vamos a hacer con el maestro Dudamel”-Anaís Burgos
Ninguno de los dos alumnos del Instituto de Música UC duda a la hora de elegir sus solistas favoritos, en su propio instrumento: Vilde Frang e Isabelle Faust, en el caso de Anaís Burgos; y Tabea Zimmermann y Amihai Grosz, en el caso de Samuel Poblete.
Ambos coinciden, además, en la relevancia de que existan las condiciones para que otros niños y jóvenes puedan tocar un instrumento y experimentar en primera persona el trabajo en equipo que representa ser miembro de una orquesta.
“Me parece súper relevante. Ahora que llevo varios años estudiando, siento que cada niño debería tener la misma oportunidad que yo tuve, que se acerque a la música a nivel comunal y escolar, disponer de un instrumento y luego decidir si es o no lo suyo, que no suceda como tantas veces pasa, que sólo llegan a un instrumento si se cruzan con él”, indica Samuel Poblete. “Uno siempre aspira a salir, a llegar a ciertos lugares, pero creo que es importante poder retribuir a las nuevas generaciones”, agrega.
Anaís Burgos coincide: “Es muy necesario que existan estos proyectos municipales que respalda la Fundación de Orquestas Juveniles e Infantiles, FOJI, que es la que ayuda a que lleguen instrumentos a las municipalidades y a los pueblos lejanos de Santiago. Es muy importante porque en Chile no se incentiva desde niño a conocer y a vivir en torno a la cultura y a las artes; en los mismos colegios no se sabe que tú puedes estudiar música. De hecho, nosotros todavía sufrimos a veces con el típico comentario ‘Oh, vas a estudiar música. ¿Y qué vas a hacer con eso? ¿Es una carrera?’ Entonces es vital que existan estos proyectos. En mi caso me sirvieron mucho los encuentros que se hacían a nivel regional, el poder conocer a niños de otros lados, saber que hay otro joven de otra ciudad que está haciendo lo mismo que tú y, más que nada, saber que la cultura es algo importante en nuestro país”.
Los dos jóvenes músicos destacan, además, el apoyo y la calidad educativa y humana de sus profesores en el Instituto de Música UC. “Además de trabajar lo técnico conmigo, la profesora Oriana Silva siempre se ha enfocado en la parte musical, que es muy importante para hacer trabajo orquestal, que es justamente lo que vamos a hacer ahora con el maestro Dudamel; vamos a hacer un trabajo musical y en grupo”, asegura Anaís Burgos. “Además, por el lado de mis compañeros de la cátedra de violín, destaco que nunca ha habido problemas de egos, y eso es muy importante a la hora de trabajar en orquesta. Se da mucho en la música que a veces hay gente que tiene un poquitito más de ego y que te minimizan de cierta forma, pero en mi cátedra de violines nunca ha pasado eso”, agrega la violinista.
“Agradezco la motivación permanente que me ha dado mi profesora Penelope Knuth en todos estos años”-Samuel Poblete.
Coincide Samuel Poblete: “Rescato a mi profesora, Penelope Knuth, que siempre me ha impulsado, y en todo sentido, en cuanto al repertorio que toco, al empeño que le pongo a estudiar, a la preparación de la obra. Siempre me ha incitado a participar en festivales, a aprovechar todas las instancias, incluso ahora en academias que son por Zoom. La verdad es que la formación nunca se detiene y por eso agradezco la motivación permanente que me ha dado en todos estos años; es algo súper bueno y súper valioso. También es cierto que en la universidad hay un ambiente de buen compañerismo, no hay competencia, cuando tenemos audiciones nos apoyamos, y eso nos ha preparado para instancias como este proyecto con el maestro Dudamel. La profesora Penelope, además, me ha apoyado mucho con el material. Ahora, cuando le conté que iba a tocar a Schoenberg, me mandó las partituras. Todas esas cosas son muy valiosas”, comenta el violista.
Los cinco jóvenes músicos chilenos que participan en el taller Encuentros, justo antes de viajar a España: Jarec Rivera, José Manuel Cornejo, Samuel Poblete, Anaís Burgos y Laura Suau. Foto: FOJI.
Anaís Burgos y Samuel Poblete están en el último año de estudio del ciclo universitario en el Instituto de Música UC. La violinista tiene programado su concierto de título para octubre, y el violista, para septiembre. Ambos entraron al ciclo universitario en el año 2016, y Poblete habría ingresado al ciclo elemental en 2013.
Sus inicios musicales son bastante diferentes, y reflejan la diversidad que acoge el Instituto de Música UC y que representa, además, la realidad social de nuestro país.
Anaís Burgos es sobrina nieta del violinista Genaro Burgos. Nació en Concepción, cuenta, y empezó a “tocar el instrumento cuando vivía en Florida, un pueblito que queda a una hora de Concepción. Mi hermana mayor partió primero, y cuando ella estudiaba en la casa, yo la escuchaba, y a veces agarraba el violín y hacía el intento de tocar. Mis papás me vieron entusiasmada, así que me inscribieron en el proyecto municipal de orquesta infantil, con cuatro profesores de la Orquesta Sinfónica Universidad de Concepción, entre ellos mi profesor Ricardo Olivos, que fue el que me formó”, recuerda la violinista.
Samuel Poblete, por su parte, tenía un tío lejano que tocaba acordeón en el sur. “Yo tengo un acercamiento distinto a la música. Cuando tenía siete años comencé a aprender a tocar guitarra y a los ocho tocaba en la iglesia, y hasta el día de hoy toco. Y tocaba guitarra en el colegio, con el grupo folclórico, en actos. A los 11, 12 años, nos fueron a avisar que estaban abiertos los cupos para la Orquesta Juvenil de Pudahuel, y postulé. Primero me presentaron el violín y no me gustó, el chelo, no tanto, la flauta, el corno, no. Hasta que me mostraron el último instrumento, que estaba en un rincón; cuando lo escuché supe que quería la viola. Me gustaron sus colores”, detalla Poblete.
La primera edición del taller Encuentros se realizó en Ciudad de México, en 2018. Gustavo Dudamel dirigió a los jóvenes participantes en el Palacio de Bellas Artes de esta ciudad. Foto: Fundación Dudamel.
Un momento clave, para ambos, fue el obtener su primer instrumento. Anaís Burgos heredó de su hermana el violín con el que su tío abuelo había iniciado sus estudios antes de decidirse por la viola. “Lo tenía mi hermana, porque ella era más avanzada que yo, y cuando ella decidió estudiar otra carrera y yo ya estaba decidida a seguir con el violín, me pasó el instrumento. Fue emocionante. Eso significó que yo tenía mi herramienta para estudiar en la universidad. Sabía que ese violín me iba a acompañar mínimo cinco años, hasta que yo terminara la carrera”, cuenta la violinista.
“Para mí fue un poquito distinto, porque como yo comencé en la orquesta comunal, ahí nos prestaban el instrumento y, claro, no se sentía como propio. Los primeros tres años en el verano casi no tocaba, porque no le hallaba un apego al instrumento. El gran cambio fue precisamente el año en que entré a la universidad, cuando gracias a mi abuelo pude adquirir mi primera viola. Recuerdo que fui a probar a varios lugares y ahí me compré una viola de gama bastante básica, era un poquito mejor que la que me habían prestado, pero al fin era mía”, recuerda Samuel Poblete.
Al pasar al ciclo universitario en el Instituto de Música UC, nuevamente su abuelo pudo apoyarlo con recursos, los cuales sumó a una beca y adquirió un instrumento semi-profesional. “Con esa viola ya podía tocar en audiciones o en concierto. Y ahora último, también con la ayuda de mi abuelo y otra beca, pude conseguir la viola definitiva por ahora. No sé si de por vida, pero con ésta yo me siento súper bien hasta que consiga algún trabajo”, explica Poblete.
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