19 de abril de 2023
photo_camera Partitura de Misa Solemne de Alfonso Letelier donada al Archivo de Música de la Biblioteca Nacional. Foto: Jimmy Quintana/ Biblioteca Nacional.
En el cierre del XX Encuentro de Música Sacra UC, el 25 de abril se llevará a cabo el estreno absoluto de Misa Solemne, obra de juventud de Alfonso Letelier Llona, Premio Nacional de Música 1968.
La partitura manuscrita de esta pieza religiosa fue cedida en préstamo al Instituto de Música UC por la hija del compositor chileno, la contralto Carmen Luisa Letelier, Premio Nacional de Música 2010. Así, a 93 años de haber sido escrito, el opus 1 del célebre creador y figura fundamental de la institucionalidad musical chilena podrá por primera vez ser escuchada.
El concierto de estreno será el martes 25 de abril, a las 19 horas, en el Templo Mayor del Campus Oriente UC (Jaime Guzmán 3.300, inscripción gratuita aquí) y la segunda función se realizará también a las 19 horas, pero el miércoles 26 de abril, en la Parroquia La Anunciación (Pedro de Valdivia 1850, inscripción gratuita aquí). La dirección general estará a cargo del profesor Felipe Ramos Taky, y además de cantantes solistas participarán un octeto vocal del Coro de Estudiantes UC y una orquesta integrada por 18 instrumentistas, con profesores y estudiantes de Música UC, más invitados.
El programa se completará con Berceuse élégiaque (1909) de Ferruccio Busoni en un arreglo para noneto instrumental realizado en 1920 por Erwin Stein, y con el estreno en Chile de Nunc dimittis (Cantus Simeonis) del compositor alemán Aribert Reimann (1936), obra para barítono, flauta baja en Do y coro mixto escrita en 1984.
Ensayo de Felipe Ramos Taky y elenco, el 17 de abril. Foto: Carlos Arriagada.
En 2004, los tres hijos de Alfonso Letelier donaron al Archivo de Música de la Biblioteca Nacional más de 120 partituras de su padre, las cuales quedaron desde entonces a disposición de la ciudadanía y de los especialistas, tras ser digitalizadas, gracias a un trabajo de catalogación y conservación liderado por Ruby Reid.
Sin embargo, la familia conservó una docena de partituras manuscritas, con la idea de construir un pequeño museo en la casa de Aculeo, donde había vivido y trabajado el compositor. “Eran las más queridas de mi papá, originales de él, escritas a mano y que él mismo las había mandado a empastar. Pero pasó el tiempo, vino el terremoto del 2010, la casa se vino abajo, y esas cosas de mi papá tuvieron que quedar guardadas en un subterráneo y yo prácticamente me olvidé de este asunto. El otro día, revisando unos baúles viejos encontré esta cantidad de partituras que estaban ahí muy bien envueltas, muy bien clasificadas, entonces dije ‘Bueno, ahora es el minuto de llevarlas a la biblioteca para que hagan compañía a todo el resto de las partituras de él que están ahí”, comenta Carmen Luisa Letelier, Premio Nacional de Música 2010 y profesora emérita de la Universidad de Chile.
Carmen Luisa Letelier, Premio Nacional de Artes Musicales 2010 y profesora emérita de la Universidad de Chile.
“El resguardo del patrimonio es muy importante y en Chile no le damos mucho boleto a eso. Que las cosas queden en la casa de la familia para que se pierdan, no vale la pena, porque ya después vienen las nuevas generaciones que no tienen el mismo interés ni la misma cercanía y las cosas van quedando por ahí. Soy partidaria de que esas cosas hay que entregarlas, son del son del acervo del país, no son de uno. Y, por otro, lado la memoria de la persona queda viva, sobre todo la de los músicos, porque cada vez que se toca una obra de la persona, la persona revive”, agrega la contralto.
La última donación se realizó el lunes 17 de abril, en una ceremonia solemne que contó además con la presencia de Soledad Abarca, directora de la Biblioteca Nacional; Fernando Carrasco, decano de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile y el musicólogo Luis Merino, profesor de esa casa de estudios, además de Felipe Ramos Taky, profesor del Instituto de Música UC.
Carmen Luisa Letelier y Soledad Abarca. Foto: Jimmy Quintana/ Biblioteca Nacional de Chile.
Entre los manuscritos originales donados, se encuentran las partituras de Vitrales de la Anunciación, el Concierto para guitarra, el Concierto para piano, la Sinfonía El hombre ante la ciencia, el Divertimento para orquesta y el primer borrador de la Misa Solemne que Alfonso Letelier escribió en su juventud. La versión definitiva de esta última es aquella con la cual están trabajando los elencos de la UC para su estreno.
Esta partitura contiene indicaciones de mano del compositor y también dibujos y ornamentos del arquitecto Ismael Echeverría, autor de la Parroquia de la Sagrada Familia de Pedro de Valdivia Norte. “Él era amigo de juventud de mi padre y le hizo las pautas, creo que en esa época no había papel de música en Chile, y le hizo muy bonitas las llaves de sol, los encabezamientos y también dibujos”, comenta Carmen Luisa Letelier.
Entiendo que la Misa Solemne no se pudo estrenar por una decisión eclesiástica de la época. ¿Qué le parece que ahora finalmente se pueda estrenar, 93 años después, en la Universidad Católica?
“En ese momento parece que había un una ordenanza de la Iglesia, de que no hubiera coros mixtos en las iglesias porque parece que se había llegado a un grado de bastante abuso, que cantaban arias de ópera, cualquier cosa. Entonces don Juan Subercaseaux, que era un gran rector del seminario, gran conocedor del canto gregoriano, un liturgista, dijo ‘No puede ser que aquí estén cantando cualquier cosa adentro de las iglesias, entonces se prohibieron estos coros mixtos porque, y justo le tocó la prohibición a esta misa de mi papá, que estaba lista para estrenarla con un grupo de gente conocida, en ese tiempo no habían ni coros profesionales. Y quedó como una aventura de juventud. Curiosamente don Juan Subercaseaux era tío de mi mamá, claro que no se conocían en ese tiempo, y no tenía idea que iban a emparentar tan íntimamente. Pero no se hizo y después mi papá nunca hizo mayor empeño para que se hiciera. Obviamente estoy muy contenta de que la toquen; es una manera de que se mantenga vivo. Imagínate que hay otras personas que les hacen una estatua y después nadie se acuerda de ellos, pero cada vez que se hace la música de mi padre, está él ahí presente. Entonces es maravilloso”.
Juan José y Carmen Luisa Letelier, Soledad Abarca y Cecilia Astudillo. Foto: Jimmy Quintana/ Biblioteca Nacional de Chile.
Alfonso Letelier LLona (1912-1994) tuvo una muy relevante carrera académica: fue por diez años decano de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile y también fue vicerrector en el período de Juan Gómez Millas. También fue director de la Revista Musical Chilena. Igualmente enseñó en la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación y antes había sido presidente de la Asociación Nacional de Compositores entre 1950 y 1956.
Dueño de un catálogo abundante, el prolífico compositor obtuvo múltiples reconocimientos en el mítico Festival de Música Chilena que organizó entre 1948 y 1969 la Universidad de Chile y que implicaba el estreno de las obras por parte de la Orquesta Sinfónica de Chile. Un total de ocho partituras suyas fueron estrenadas y seis de ellas obtuvieron premios. Sonetos de la muerte (1943-48), que tenía textos de Gabriela Mistral, obtuvo en 1948 el primer premio y la ópera oratorio La historia de Tobías y Sara, con texto de Paul Claudel, el segundo premio en 1954. Su Sonata para viola y piano (1949) y Variaciones en Fa para piano (1948) también fueron premiadas.
Alfonso Letelier Llona, Premio Nacional de Artes Musicales 1968.
El profesor del Instituto de Música UC Felipe Ramos Taky, quien estará a cargo del estreno absoluto de la Misa Solemne de Alfonso Letelier, el 25 de abril, confiesa que “es indescriptible la sensación de poder descubrir por primera vez una partitura que ha estado guardada por muchos años y literalmente revelarla para el público”.
La obra es para barítono, soprano, contralto y tenor solistas, arpa, órgano y cuerdas. En la pieza, indica, está el germen de lo que será después Alfonso Letelier. “La orquesta tiene doble chelo, incluye el arpa, lo que le da una sonoridad muy etérea y por supuesto también el órgano de tubos, que era uno de los instrumentos favoritos de Alfonso Letelier. El coro tiene un trabajo muy destacado y las líneas vocales solistas son bastante acotadas”, describe.
Felipe Ramos Taky. Foto: César Vilca.
Los solistas vocales serán el barítono Patricio Sabaté, profesor de Música UC, además de las estudiantes Florencia Novoa, soprano, y Javiera Barrios, contralto, más el tenor Gonzalo Quinchahual como invitado. Con Miguel Ángel Muñoz, como concertino, el maestro de la FOJI David Inalef estará a cargo del arpa, el estudiante de Música UC Juan Cristóbal Undurraga, del piano, y el profesor Danilo Rodríguez, del órgano. Junto con ellos, actuará un octeto vocal del Coro de Estudiantes UC, cuyo director titular es Felipe Ramos Taky.
¿Qué representa para usted el hecho de ser parte del estreno absoluto de la Misa Solemne de Alfonso Letelier?
“Realmente, un honor y un privilegio. ¡No siempre se tiene la posibilidad de estrenar obras de manera absoluta y menos en Chile! Al mismo tiempo, seguramente son más habituales los estrenos de música contemporánea; me refiero a compositores vivos, pero esta oportunidad que la familia Letelier nos ha brindado estoy seguro será un hito inolvidable y un punto alto del año musical”.
Ensayo de Felipe Ramos Taky y elenco, el martes 18 de abril. Foto: Romina de la Sotta.
¿Cuán importante es para usted, como músico, el tener una participación activa en el rescate de repertorio y el estreno de obras chilenas? ¿Es parte también, a su juicio, de su trabajo como académico de la UC y una de las misiones del Instituto de Música UC?
“¡Por supuesto! La labor nuestra, como académicos y como Instituto de Música, es crear e investigar para luego transferir a la sociedad. Estamos hablando del conocimiento de frontera, es decir aquel que cuestiona lo previamente conocido y abre nuevos caminos. En el caso del rescate, literal, como ha sido en este caso, de una obra, contribuir a su transcripción y correcta interpretación y luego ofrecer nuevos parámetros interpretativos es un trabajo enorme, pero muy relevante, como usted dice”.
¿Qué nos puede comentar respecto de las características musicales de la Misa Solemne de Alfonso Letelier? ¿Existen rasgos ya, a pesar de ser una obra temprana, del tratamiento que hará en el futuro de los recursos corales y de la voz en general, en obras tan reconocidas como los Sonetos de la Muerte, o Vitrales de la Anunciación, por ejemplo?
“En general es una obra ambiciosa; en el sentido de que intenta abarcar un gran número de recursos composicionales en un contexto acotado. Posee momentos de gran belleza, introspección y, al mismo tiempo, triunfales frases. Es una obra un tanto ecléctica, pero no por eso de menor valor. Ha sido muy interesante empezar a descubrir el lenguaje inicial de Letelier, el que desarrollará a futuro con mayor amplitud y seguridad. La misa como género, es decir el texto de la misa le brindó grandes posibilidades al compositor”.
Felipe Ramos Taky, con el manuscrito definitivo de la Misa Solemne de Alfonso Letelier. Foto: Carlos Arriagada.
¿Cuán importante le parecen las gestiones de Carmen Luisa Letelier al darle acceso al Instituto de Música UC a esta partitura manuscrita? ¿Podría usted dimensionar los esfuerzos y recursos profesionales invertidos por el Instituto de Música UC al hacer las partes, por ejemplo?
“Totales. De vital importancia. Junto al profesor Guillermo Lavado, Carmen Luisa ha sido gestora desde el primer momento de este estreno. Me tocó la parte un tanto más ‘operativa’ de ir físicamente a buscar la partitura a su casa, luego en el Instituto de Música se fotografió y se envió a digitalizar, y aprovecho de agradecer por eso a Matías Reimer y Álvaro Bravo. Con ese material comenzamos a trabajar y esperamos concretar una primera edición crítica de la obra para ponerla a disposición de músicos y otros interesados. Es un esfuerzo inconmensurable el que se ha hecho, tanto en recursos intelectuales, como económicos y artísticos”.
En estos conciertos, además, se ofrecerá el estreno en Chile de una obra del compositor alemán Aribert Reimann, quien está vivo, y el programa se completará con la versión de Erwin Stein de Berceuse Élégiaque de Ferruccio Busoni. ¿Cómo dialogan estas dos obras con la Misa Solemne de Alfonso Letelier?
“Para mí, la unidad del programa es la espiritualidad que se descubre en la trascendencia. Para Busoni, su Berceuse es ‘el camino de la vida que pasa y se pierde en la lejanía eterna’ y, al mismo tiempo, el texto del Nunc dimittis de Reimann, que se cuenta dentro de su muy acotada producción coral, nos habla del descanso eterno que Simeón obtuvo luego de conocer el rostro del Señor. Para Letelier, la Misa es su ‘nacimiento al mundo de los sonidos’ y también recoge una trascendencia de lo vital, pues al mirar y remirar la música, el autor recuerda sus lugares encantadores”.
Ensayo del 17 de abril. Foto: Carlos Arriagada.
El flautista Guillermo Lavado, profesor del Instituto de Música UC, fue un actor fundamental para concretar que el Instituto de Música UC efectuase el estreno absoluto de la Misa Solemne de Alfonso Letelier. Cuando se enteró, por un reportaje en la prensa, de que el opus 1 del compositor chileno no se había aún interpretado, le propuso la idea a Carmen Luisa Letelier. “Encantada”, le respondió la contralto.
El profesor Lavado recuerda perfectamente el momento en que conoció personalmente a Alfonso Letelier. Fue el año en que se integró a la Orquesta Sinfónica de Chile, de la cual fue flauta solista por 30 años, puesto que dejó recientemente. “Hicimos el Pierrot Lunaire, en 1991, cuando vino Samuel Adler, un antiguo alumno de Schoenberg en Estados Unidos, y después de un concierto que hubo en el Goethe Institut y donde cantó Carmen Luisa Letelier, nos fuimos a su casa, y ahí conocí a Alfonso Letelier”, rememora. A su juicio, se trata de “un compositor tan importante en Chile como lo fue Gustavo Becerra o Carlos Isamitt. Hizo mucha escuela y tuvo la oportunidad de desarrollar un oficio en una escritura para orquesta, algo que se ha venido perdiendo, porque las orquestas ya no tocan casi música actual. Además, Alfonso Letelier fue profesor de muchos de los compositores que están ahora ya en la edad madura. Tuvo un rol muy importante”.
Guillermo Lavado, flautista y profesor del Instituto de Música UC.
Para poder sacar adelante este proyecto artístico, el Instituto de Música Uc se hizo cargo de hacer las partes -particellas o partituras individuales para cada instrumento- de la Misa Solemne, y luego se iniciaron la preparación de los intérpretes, los estudios y los ensayos. Las orquestas en Chile, a juicio de Guillermo Lavado, están en deuda. “Hay grandes figuras, como Cirilo Vila, Gustavo Becerra, Carlos Isamitt y Alfonso Letelier, de los que se tocan siempre las mismas obras porque no están los materiales (las particellas), en vez de invertir un poco de recursos en hacer esos materiales. Aquí, en cambio, existía solamente la partitura y se hicieron los materiales para poder estrenar la obra de Alfonso Letelier”, señala.
“Como músico, y estando en una institución que te permite hacer propuestas novedosas de programas, siempre hay un compromiso de hacer algo nuevo y de mostrar una programación variada, innovadora, que no sea caer siempre caer los mismos clichés. En ese sentido nos pareció también importante incluir dos obras atractivas que acompañan al opus 1 de Alfonso Letelier, una obra que escribió a muy temprana edad, y que por motivos varios no se puedo estrenar. Ahora, después de haber hecho el material y haber recuperado la partitura, estamos preparando su primera audición”, agrega.
Ensayo del 17 de abril. Foto: Carlos Arriagada.
Las tres creaciones del programa, indica, se inspiran en la fe y el amor. “En todas ellas uno puede disfrutar de los colores y de la transformación del lenguaje a través del tiempo. Hay una gran espiritualidad en cada una de las obras, en algunos casos, una relación directa con la fe, pero también un sentimiento tan poderoso como es el amor de hijo, en el caso de la obra con la cual iniciaremos el concierto. Es una canción de cuna que Ferrucio Bussoni se escribió a sí mismo a la muerte de su madre”, apunta el profesor Lavado. El deceso de la pianista Anna Weiss representó un enorme golpe emocional para el compositor toscano. “Originalmente compuso esta elegía para piano y después hizo una orquestación que estrenó Gustav Mahler en Nueva York”, explica.
La versión que se interpretará es posterior, de 1920, y corresponde a uno de los discípulos de Arnold Schoenberg. Su orgánica instrumental es aquella con la cual el maestro austriaco y sus alumnos contaban en los conciertos que organizaron como la Society for Private Musical Performances, en Viena. “Era un trabajo de clase, y Erwin Stein hizo esta adaptación para quinteto de cuerdas, armonio, piano, flauta y clarinete, que es la típica formación de los arreglos de Schoenberg”, aclara el flautista. “Es una obra realmente muy profunda, de alguna manera desolada y en este orgánico, que es menor, eso se siente especialmente. Es la desolación ante una pérdida tan importante como la de la madre. Es una obra que se ha tocado muy poco en Chile, de hecho la estrenamos acá en una temporada hace unos 15, 20 años”, agrega.
Ensayo del 17 de abril. Foto: Carlos Arriagada.
La segunda obra del programa es Nunc dimittis (Cantus Simeonis) de Aribert Reimann. “Este compositor está vivo y debe ser la primera vez que se toca música de él en Chile. Éste probablemente sea un estreno latinoamericano, no sólo en Chile. Se basa en el Evangelio según San Lucas y es para una formación atípica: barítono, flauta baja y coro mixto. Tiene un profundo sentimiento religioso”, indica Guillermo Lavado.
¿Considera que es parte de su rol no sólo como músico, sino también como profesor de la Universidad Católica, el llevar adelante el estreno absoluto de la Misa Solemne de Alfonso Letelier, y también del estreno en nuestro país de una obra de Aribert Reimann, que acá no es muy conocido?
“Creo que en nuestra temporada de la Universidad Católica tenemos siempre la oportunidad de hacer algo que es muy importante en tanto intérpretes, que es convivir con la actualidad a través también de la tradición. En este caso, la bisagra sería la obra de Alfonso Letelier, que es un compositor sumamente importante para la historia musical de Chile y del cual se tocan siempre las mismas obras. Tal como lo hicimos ahora, hay que animarse a hacer el material para la orquesta, pues es muy importante en tanto docentes y músicos intérpretes, el estar siempre ofreciendo al público nuevas obras, nuevas miradas, y recuperar un repertorio quizás poco conocido. Parte de nuestra labor es interpretar, y a partir del estudio, recrear estas obras que son muy bellas y que poca gente conoce en realidad”
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