15 de julio de 2022
El próximo concierto de la 58ª Temporada de Cámara del Instituto de Música UC, el martes 19 de julio, se titula “Rapsodia Clarinetística” y será protagonizado por el clarinetista Nicolás Guerrero, titulado hace un par de meses en Música UC. El corazón del programa corresponde a las obras que abordó justamente en su concierto de título, en abril pasado, composiciones que son particularmente desafiantes para el clarinete.
El joven intérprete explica que bautizó su programa como “Rapsodia Clarinetística”, pues “una rapsodia está compuesta por partes bastante contrastantes, entonces en este recital tenemos obras de compositores de distintas épocas, distintos estilos y conformaciones, pues no es sólo clarinete con piano, sino que también hay un trío con violín”.
Junto con Nicolás Guerrero actuarán la profesora Marcela Rodríguez, en piano, y el violinista Fernando Espinoza, quien se tituló en agosto del año pasado. Abrirán con la obra Contrastes (1938), de Béla Bartók, seguirán con Rapsodia (1910) de Claude Debussy y cerrarán con la Sonata en Fa menor para clarinete y piano, Op. 120, N°1 (1894) de Johannes Brahms.
Ensayo de la profesora Marcela Rodríguez, el violinista Fernando Espinoza y el clarinetista Nicolás Guerrero. Foto: Carlos Arriagada.
El concierto se realizará a las 19 horas del 19 de julio en el Centro de Extensión Oriente (Jaime Guzmán 3.300), con inscripción gratuita aquí y con transmisión en musica.uc.cl.
Nicolás Guerrero: “Me siento súper orgulloso de poder actuar en la temporada de Música UC, súper agradecido y súper ansioso ya de poder tocar”.
“Éste es un recital hecho rapsodia para el clarinete. Las tres obras son creaciones cúlmine dentro del repertorio del clarinete, y se reúnen en la línea de la rapsodia; Contrastes de Bartók es un compendio de música folclórica de Europa del Este, y Rapsodia de Debussy junta distintos elementos del color y de la armonía. En tanto, la Sonata de Brahms también reúne muchas cosas del Romanticismo y busca muchos colores en sus cuatro movimientos”, comenta Nicolás Guerrero.
“Había tocado como parte de alguna orquesta, pero ésta es mi primera participación oficial en la temporada, así que estoy súper ansioso”, reconoce el clarinetista.
¿Qué representa para usted tocar en la Temporada de Cámara de Música UC?
“Primero, representa un orgullo y un honor tremendo. Es también mi primer recital como músico profesional y poder compartirlo con la profesora Marcela es un agrado tremendo. Me emociona poder tocar con Fernando; llegamos casi el mismo año a la universidad, compartimos varios ramos. Es súper lindo ver cómo hemos crecido juntos y estar juntos en un momento cúlmine del proceso universitario con esta oportunidad que nos dieron en el Instituto de Música. Me siento súper orgulloso, súper agradecido y súper ansioso ya de poder tocar”.
En Contrastes, se hacen presentes elementos del folclor que investigó tan seriamente Béla Bartók. Sin embargo, esta obra fue comisionada por Benny Goodman. ¿Por qué le interesaba a esta estrella del jazz que Bartók le compusiera una obra?
“Es súper interesante eso. Bartók es de los primeros etnomusicólogos; él realiza un trabajo similar a lo que hace Violeta Parra acá, entonces llamó mucho la atención entre sus contemporáneos. Lo que quería Benny Goodman era tener alguna obra para grabarla en un vinilo, y le encarga esta pieza a través del violinista Joseph Szigeti, que era amigo de Béla Bartók. Si bien era un clarinetista dedicado al jazz, a Benny Goodman siempre le interesó también el área clásica, de hecho tiene grabaciones del Concierto para clarinete de Mozart; tenía una curiosidad holística como clarinetista. Joseph Szigeti le encarga a Bartók una obra con dos movimientos, uno para cada lado del vinilo, que son el primer y el tercer movimientos originales de este trío. La obra se estrena, y Bartók no queda totalmente convencido con el trabajo porque los movimientos eran demasiado contrastantes, entonces decide añadir un segundo movimiento que sirviera de puente. Así nace el trío, que fue estrenado por el propio Béla Bartók al piano, Benny Goodman en clarinete y Joseph Szigeti en violín”.
¿Qué es lo que le resulta más atractivo de esta obra?
“Aparte de que es bastante compleja de armar, lo más fascinante de esta obra son los tintes folclóricos, las danzas en las que se basa, porque uno reconoce la música gitana. Pese a que tiene muchos elementos típicos de los compositores del período moderno, resulta cercana por las influencias del folclor de Europa oriental y eso llama mucho la atención”.
Nicolás Guerrero en ensayo. Foto: Carlos Arriagada.
¿Por qué decidió incluir en el programa Rapsodia, de Claude Debussy?
“Es una obra obligada en el repertorio internacional del clarinete, y funciona como un semi-clímax dentro del recital; cierra la primera parte. Es una obra impresionista, llena de colores. Es súper entretenido lo que logra el compositor”.
También interpretarán la Primera Sonata para clarinete y piano, del opus 120 de Johannes Brahms. Acabamos de escuchar, a fines de mayo, la Segunda Sonata, con su profesor David Medina, y Marcela Rodríguez.
“Exacto. ¡La vara quedó alta!. Brahms siempre estuvo en una dicotomía de ser catalogado dentro del período Romántico, mientras todos sus contemporáneos estaban empezando a llevar al extremo la forma, la armonía y las modulaciones. Él siempre tuvo un cariño y respeto por lo clásico, y le costaba mucho separarse de eso. Entonces una de las dificultades de la obra está en que Brahms es un compositor totalmente romántico, pero trabaja con estructuras que son clásicas, y a la hora de interpretarlo hay que mantener el temple para no pasarse de largo. Brahms juega moviendo los tiempos, entonces se producen traslapos en las melodías y justo ahí es donde él empieza a desarrollar y alargar, ocupando estos recursos para expresar los sentimientos detrás de la obra. No lo hace jugando con el rubato ni con cambios armónicos tan duros como lo hicieron contemporáneos suyos como Wagner o Mahler”.
¿Qué diferencia la Primera Sonata de la Segunda Sonata de Brahms?
“Brahms se había retirado de la composición y había marcado un punto final en su carrera, pero al escuchar al clarinetista Richard Mühlfeld le vuelve el amor y quiere componer de nuevo para este instrumento, porque le gustó mucho cómo tocaba. Creo que la Primera Sonata tiene una carga emocional más densa y que en ella Brahms utiliza el clarinete como una voz para transmitir sentimientos o sensaciones fuertes; toma en cuenta el tipo de sonido que tenía, el cuerpo, la tesitura que alcanza, y la explora. Al comienzo, por ejemplo, hace notas muy agudas, series hacia abajo, explora la tesitura casi completa en los primeros cuatro compases. Entonces ahí hay una diferencia porque cuando pasa a la Segunda Sonata empieza a explotar más lo cantabile del clarinete, no se mueve ya tanto en los extremos del registro, sino que aprovecha más los colores, elabora más con el piano en las dinámicas. Siento que la Primera Sonata es más una exploración del instrumento y de las posibilidades que tiene y en la Segunda Brahms aprovecha todo lo que conoció con la Primera”.
La profesora Marcela Rodríguez ingresó a la planta académica de Música UC el año pasado. Como pianista acompañante, trabaja generalmente con los estudiantes de cuerdas, sin embargo, fue la docente que preparó con Nicolás Guerrero su concierto de título.
“Aparte de ser tremenda pianista, la profesora Marcela es súper buena pedagoga, me acompañó durante el proceso de preparar el concierto de título, fue fundamental en cómo trabajar las obras. También es súper comprometida y sabe poner paños fríos cuando uno se estresa. Valoro enormemente la oportunidad de aprender y tocar con una tremenda pianista como ella”, revela Nicolás Guerrero.
La profesora Rodríguez, por su parte, confidencia que “Nicolás salió del concierto de título con nota sobresaliente. Fue siempre un alumno ejemplar, con tremendos recursos musicales”.
La pianista aplaude la integración protagónica de exestudiantes a la programación del Instituto de Música UC. Encuentro súper bonito que la universidad le esté dando oportunidades a los alumnos destacados que se vayan titulando y que ya están listos para dar conciertos y para su vida profesional. Es súper valioso que puedan presentarse en un escenario importante como es el Centro de Extensión Oriente. Uno los ha visto crecer aquí, y es muy lindo poder acompañarlos en estos conciertos ya como profesionales”, dice Marcela Rodríguez.
Fernando Espinoza en ensayo. Foto: Carlos Arriagada.
La propia profesora Rodríguez fue quien actuó en mayo pasado, en la Sala Luksic, con el violista Samuel Poblete, quien se tituló en septiembre de 2021 (ver nota aquí). También interpretaron a Johannes Brahms: la Sonata opus 120 nº2. En el caso del violinista Fernando Espinoza, indica, su concierto de título se hizo en plena pandemia, por lo cual recién ahora tendrá la oportunidad de actuar con público.
¿En qué consiste exactamente una rapsodia?
“Las rapsodias tienen mucho que ver con la fantasía, son una serie de elementos que están unidos de forma libre. A veces tiene algunos elementos folclóricos, como en Bartók, Brahms y Rachmaninov. Pero básicamente una rapsodia es una obra que tiene muchos elementos, tanto rítmicos como melódicos y que están unidos de forma bastante libre. Y cuando se habla de temperamento rapsódico se está refiriendo a que es un poquito cambiante, lo que en el fondo da más libertad”.
La profesora Rodríguez aclara que Contrastes, de Bartók “no es exactamente una rapsodia, pero posee un temperamento rapsódico. Es muy cambiante, sobre todo el primero y el tercer movimiento y eso está relacionado también un poquito con la segunda obra, que es Rapsodia de Debussy”.
Asimismo, indica que en el último movimiento de la Sonata opus 120 n°1 sí hay ciertos elementos rapsódicos. “No son exactamente rapsodias, pero sí perfumes. Se puede lograr escucharlo”, dice, y reconoce que “es una obra siempre desafiante, porque también es muy difícil para el piano. Cada vez que uno vuelve a tocar la Primera Sonata aparecen cosas nuevas”.
La profesora Marcela Rodríguez, en ensayo. Foto: Carlos Arriagada.
Marcela Rodríguez señala, además, que las dos sonatas Opus 120 de Brahms se diferencian en su carácter. “La Primera Sonata es un poquito más dramática, la segunda es más lírica y más melódica, y tiene variaciones. Son las dos últimas obras de cámara que escribe Brahms después de quedar fascinado por la interpretación del clarinete en esa época; nunca se había imaginado que iba a poder escribir una obra para clarinete y piano. Antes de editarlas las revisó mil veces, y de las de clarinete publica las versiones para viola, con Samuel tocamos la segunda”, enfatiza la pianista.
El programa, redondea, “es un viaje a través de distintas emociones, contrastes, épocas y países. Porque son tres compositores con profundas raíces folclóricas y nacionalistas, lo que se ve reflejado en las obras”.
Violín, piano y clarinete: Fernando Espinoza, Marcela Rodríguez y Nicolás Guerrero. Foto: Carlos Arriagada.
Los siguientes pasos de un clarinetista de exportación
Nicolás Guerrero estudió desde 2015 a 2018 con Francisco Gouet y desde 2019 hasta 2021 con David Medina. Ambos fueron claves en su formación; los dos le inculcaron el trabajo de orquesta desde sus puestos como solistas de la Orquesta Sinfónica de Chile. “Aparte de su compromiso incondicional, destaco las ganas con las que el profesor David nos motiva para proyectos. Siempre nos insiste en que se crece con cada proceso, nos insta a seguir mejorando e intentando", agrega el joven clarinetista.
El profesor Medina es categórico: “Nicolás Guerrero ha sido un alumno súper destacado, responsable. Le gustan mucho los retos y los desafíos, y siempre lucha por lograr los objetivos. Es muy colaborador y le gusta emprender”.
De hecho, Nicolás Guerrero está ahora mismo postulando con un colega a un concurso de cámara y tiene un proyecto de trío con la pianista Valeria Chacón y Sebastián Rodríguez, flautista de Música UC. Además, audicionó para el Teatro Municipal. Ha participado en varios concursos internacionales y ha sido dos veces seleccionado para la OAcademy, programa intensivo de formación que desarrolla la Orquesta de las Américas y que cuenta con 6.000 postulantes en cada edición (ver nota aquí). Fueron seis meses de clases en línea, debido a la pandemia, desde enero de este año.
“Fue buenísimo; fue una tremenda suerte el haberme repetido el plato, uno empieza a realizar conexiones con músicos de todas las Américas y también de Europa. Fue súper enriquecedor, incluso me eligieron para tener algunas conversaciones con Yo-Yo Ma, trabajamos con clarinetistas como José Franch-Ballester, un solista de nivel internacional”, evalúa.
Nicolás Guerrero estudió con Francisco Gouet y con David Medina en el Instituto de Música UC. Foto: Carlos Arriagada.
El clarinetista agrega: “Estoy feliz de haberme reencontrado con algunos profesores y conocer a otros nuevos, que fueron fundamentales a la hora de ayudarme a prepararme para algún curso o audición. Este programa está muy bien pensado para ayudarnos a hacer audiciones, con simulacros, y preparar así un poco la carrera de músico freelance que al final es lo que uno termina haciendo al comienzo hasta que uno encuentra por ahí alguna orquesta. Estoy feliz por haber podido tener la oportunidad”.
¿Esos son sus planes inmediatos, trabajar como freelance, desarrollar proyectos de cámara y postular a orquestas? ¿Es lo que tiene pensado para este año y el próximo?
“En verdad, es lo que pienso hacer este año. Ya estoy en conversaciones con profesores para ir a estudiar al extranjero, quiero hacer un magíster. Entonces por ahora estoy armando proyectos dentro de este año y quizás para el comienzo del otro, pero para el segundo semestre del próximo año mi idea sería estar comenzando mis estudios afuera”.
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