Rodolfo Mellado: "Buscamos que este concierto sea una experiencia no sólo musical, sino que las personas encuentren un significado propio que se relacione con su espiritualidad"

9 de marzo de 2023


El violinista y profesor de Música UC lidera el cuarteto de cuerdas que abordará Las Últimas Palabras de Cristo en la Cruz, de Joseph Haydn, y Summa, de Arvo Pärt, en la apertura del XX Encuentro de Música Sacra, el 14 y 15 de marzo.

Una de las obras de cámara más difundidas y valoradas de Franz Joseph Haydn será interpretada el martes 14 de marzo en la jornada inaugural del XX Encuentro de Música Sacra. Se trata de Las Siete Últimas Palabras de Cristo en la Cruz. La emblemática composición se articulará, además, con el estreno de la versión para cuarteto de cuerdas de Summa, de Arvo Pärt.

Este concierto se realizará en la Parroquia La Anunciación de Providencia (Pedro de Valdivia 1850), con inscripción gratuita aquí. La segunda función será el miércoles 15 de marzo en la Parroquia Nuestra Señora de la Paz de Ñuñoa (Echeñique 4.243), con inscripción aquí. Ambas presentaciones gratuitas se efectuarán a las 19 horas.

El programa que dará inicio a la vigésima edición aniversario del Encuentro de Música Sacra UC fue diseñado por Rodolfo Mellado, profesor del Instituto de Música UC. Él estará a cargo del primer violín, y actuará junto a los también académicos Georgina Rossi, en viola, y Alejandro Tagle, en violonchelo. El cuarteto de cuerdas se completará con Claudio Ordoñez, violinista formado en Música UC.

“Lo que primero pensamos fue la pertinencia de un repertorio que pudiera abrir de manera muy sentida el Encuentro de Música Sacra. Ambas obras se desarrollan de manera instrumental y tienen su origen en textos del Credo y bíblicos. Desde ahí nos pareció pertinente un programa de apertura muy íntimo, con una instrumentación más acotada quizás que en otros conciertos que se harán posteriormente, pero que vaya al corazón del sentido de esta temporada”, explica Rodolfo Mellado.

Ensayo: Rodolfo Mellado, Claudio Ordoñez, Georgina Rossi y Alejandro Tagle. Captura del tráiler.

Las dos obras elegidas, en sus versiones originales, fueron creadas con foco en la vocalidad. Las Siete Últimas Palabras de Cristo en la Cruz nació en 1787 como oratorio y luego Haydn escribió una versión orquestal y otra para cuarteto de cuerdas. Ésta última, que es la que escucharemos el martes 14, es la más conocida de las tres. En tanto, Summa de Arvo Pärt nació como una obra para cuatro voces a cappella en 1978, y más tarde el propio compositor la orquestó.

El hecho de que la versión más conocida de Las Siete Últimas Palabras de Cristo en la Cruz sea aquella para cuarteto de cuerdas, tiene que ver con lo que logra Haydn con este formato, un aporte tan grande que le ha merecido ser conocido como el padre del cuarteto de cuerdas, ¿no?

“Una de las particularidades de esta obra, Las Últimas Palabras de Nuestro Salvador en la Cruz, es que, mirando hacia atrás y con una escritura a ratos muy polifónica, Haydn también puede llenar las necesidades estéticas de su época. A pesar de que, como tú decías, esto se dio como un oratorio, cada uno de sus movimientos interiores fueron escritos como forma sonata, que es una de las formas desarrolladas durante el Clasicismo. Dentro de un oratorio con una forma que corresponde a cómo se escribían las pasiones barrocas y con una escritura muy polifónica, Haydn tiene la genialidad de ser capaz de desarrollar siete movimientos, como tú decías, como padre del cuarteto y padre de la sinfonía, a través de este nuevo procedimiento que es la forma sonata”.

¿Por qué se dice que Haydn es el padre del cuarteto de cuerdas? ¿Qué es exactamente lo que hace él que ocupa ese lugar en la historia de la música?

“Cuartetos de cuerda existían antes de Haydn, el punto es que él no solamente escribió muchos de ellos, específicamente 68, sino que fue una forma en la cual él se sintió muy libre para probar cosas distintas. Por ejemplo, en el set de cuartetos opus 20 hay muchos en los cuales sale del estilo galante que estaba de moda en la época y comienza a explorar también dentro del plan sonata estructuras fraseológicas poco utilizadas en la época. Su escritura a cuatro voces es mucho más polifónica y menos homofónica. En algunos de sus cuartetos la escritura es mucho más igualitaria, en términos de la responsabilidad que le da a cada uno de los instrumentos para aportar a la expresividad de esta polifonía. Y eso hace único a Haydn, en términos de cómo se escribían cuartetos antes; él proyectó una forma que llega hasta nuestros días. Los cuartetos siempre han sido para los compositores una especie de laboratorio estilístico, estético e incluso futurístico, porque en los últimos cuartetos de Beethoven, por ejemplo, uno escucha cosas que se retomarán en el futuro y otras cosas que quizás aún están por venir. Tanto Beethoven como Haydn lo hacen siempre respetando las tradiciones y también poniendo en duda las convenciones, y eso también los hace interesantes”.

La violista y profesora de Música UC Georgina Rossi, en ensayo. Captura del tráiler.

¿Qué lugar ocupa Las Siete Últimas Palabras de Cristo en la Cruz en el repertorio?

“Probablemente no todos los grandes cuartetos la han grabado, sin embargo, es una obra que sirve mucho para el desarrollo de una voz propia como cuarteto porque les permite a los miembros de la agrupación ir entendiendo la función que cada uno tiene dentro de una obra que a primera vista no es tan evidente. Por otro lado, como tú decías anteriormente, es la versión más conocida de esta obra, es la que más se hace, y eso no es solamente porque es más fácil juntar a cuatro personas que a 80, sino que también porque destila lo esencial sin dejar de lado nada importante en términos de lo que es la obra. Desde el punto de vista del discurso dramático, es impresionante cómo con cuatro instrumentos puede Haydn lograr profundidades similares a las que consigue con un grupo orquestal completo y un coro. Por todo eso, es una obra con la que uno tiene una relación de mucho cariño y de fascinación; siempre asombra meterse en estas profundidades con una arquitectura musical tan diáfana y al mismo tiempo tan dramática”.

Rodolfo Mellado: "Es impresionante cómo con cuatro instrumentos puede Haydn lograr profundidades similares a las que consigue con un grupo orquestal completo y un coro"

Me parece que es una obra importante del repertorio universal también porque transmite sin palabras lo más profundo que existe detrás de esas palabras que estuvieron en la génesis de la obra. Su sentido religioso y espiritual es muy grande y, como es instrumental, la voz habla de otra manera. Ahora, Summa, de Arvo Pärt también tiene origen coral. ¿Por qué decidió contrastar esta obra icónica del Clasicismo del siglo XVIII con Summa, que fue compuesta dos siglos más tarde, en 1978?

“El contraste es muy interesante porque después de un primer período donde Arvo Pärt mira más a sus contemporáneos o a sus antecesores inmediatos, como Shostakovich o Schnittke, él inicia una búsqueda muy profunda en el estudio de la música renacentista y barroca que lo hace reformular todo su estilo compositivo. En esa búsqueda, él desarrolla un nuevo estilo muy relacionado con las formas polifónicas renacentistas y barrocas.  Entonces, a pesar del tiempo que las separa, ambas obras tienen elementos en común; no sólo en torno a la relación que tienen con un texto, sino también en que trabajan con cuatro voces y por eso ambas funcionan muy bien en la conformación de cuarteto de cuerdas”.

Para usted, como violinista, ¿cuán importante es poder interpretar a Haydn en la programación del Instituto de Música UC, en particular esta obra, Las Siete Últimas Palabras de Cristo en la Cruz?

“Afortunadamente, ya la habíamos tocado antes, con otra conformación, hace más de diez años. Creo que este contexto, es decir, en la Universidad Católica y en el Encuentro de Música Sacra, nos permite siempre resignificar obras que parecen muy lejanas, pero que nos pueden hablar a todos y a todas de manera muy particular y cercana en estos tiempos. Siempre es un placer, y también un honor poder contribuir a ese diálogo y a esa resignificación”.

Rodolfo Mellado: "Creo que se da un proceso creativo entre el intérprete y la audiencia, que es tan necesaria como cualquier músico para ir resignificando lo que podemos destilar de todo este corpus enorme que tenemos de repertorio"

Rodolfo Mellado Kuzmanic (1977) inició su formación como violinista en la Escuela Moderna de Música y la continuó en la Universidad Carnegie Mellon de Pittsburgh y en la Indiana University en Bloomington, con Ilya Kaler y Federico Agostini. Siguió luego perfeccionándose en la Fundación Walter Stauffer de Cremona, en Piacenza, con Marco Fornaciari y en Amsterdam con Alexander Kerr.

Trabajó en la Orquesta Sinfónica de Chile y la Orquesta de Cámara de Chile. Al volver a Chile, en 2006, enseñó primero en la Escuela Moderna de Música y luego se integró como profesor a la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, en 2008, y desde 2009, al Instituto de Música UC.

Usted actuará con dos profesores y un exestudiante del Instituto de Música UC en este concierto. ¿Ya habían tocado los cuatro juntos o es la primera vez que lo hacen?

“No, es la primera vez. Había tocado antes yo con Alejandro Tagle hace muchísimos años, tuve la suerte de formar parte de la última conformación del Cuarteto Sur, que terminó con el terrible fallecimiento de Juan Sebastián Leiva, quien fundó ese cuarteto con Alejandro. Con Georgina Rossi tuve la suerte el año pasado de tocar en el programa que hicimos con Bartók y el Octeto de Mendelssohn (ver nota aquí), y después compartir en un par de proyectos orquestales. Es primera vez que tengo la suerte de poder convocar, además, a Claudio Ordoñez, joven colega que es producto de la formación de nuestra institución, a quien siempre vi muy ávido y muy interesado no solamente en desarrollarse técnicamente como un muy buen violinista, sino también en desarrollar estilísticamente de manera pertinente los repertorios”.

El violinista Claudio Ordoñez, en ensayo. Captura del tráiler.

Usted participa bastante en la programación de conciertos del Instituto de Música UC y aborda repertorios muy distintos, en cuanto a estilos, períodos y lenguajes. Como músico, ¿le interesan todos los repertorios?

“Sí. Yo creo en algo que decía Luciano Berio: una de las cosas que es fundamental como músico, ya sea uno intérprete o compositor, es tratar de ver el continuo a lo largo de la historia de la música, y cómo a pesar de que constantemente buscamos transformar, siempre estamos usando elementos que están a disposición y que pueden venir de distintas fuentes. Pueden venir desde otras prácticas musicales y también de otros períodos de la música; lo interesante es tratar siempre de ofrecer una mirada porque eso se va a conectar con otras miradas de las personas que, como audiencia, reciben esta propuesta. De ese diálogo continuo podemos seguir creando. Yo creo que es un proceso creativo que se da entre el intérprete y la audiencia. La audiencia es tan necesaria como cualquiera de nosotros para ir resignificando lo que podemos destilar de todo este corpus enorme que tenemos de repertorio, ya sea repertorio que se escribió hace 500 años o ayer”.

Pensando en esa idea de la música como un continuo, ¿podría profundizar en cómo se relacionan Las Siete Últimas Palabras de Cristo en la Cruz de Haydn y Summa de Arvo Pärt?

“Claro. Experimentar esta sensación de continuo en un programa no necesariamente con obras del mismo compositor, es una experiencia que vale la pena en sí misma. La música de Arvo Pärt, especialmente en esta segunda etapa, que es la más conocida de su vida musical, tiene una relación muy profunda con todo lo metafísico, que es un poco a lo que tú te referías antes: cómo los instrumentos y en este caso originalmente las voces apelan a una expresividad que se encuentra en la relación que tenemos con lo religioso, con lo que está más allá, con lo que no vemos, con aquello en lo cual ponemos nuestra fe. Una obra como Summa, que en su versión coral Pärt ocupa el texto del Credo, se conecta de manera directa a través de la parte de ese Credo donde se relata la Pasión de Cristo en la cruz: ‘fue crucificado, muerto y sepultado’. Esto es amplificado por Haydn en la obra usando las famosas siete últimas frases, que son en latín, tal como el texto de Summa. Entonces hay una relación con esta tradición grecolatina religiosa, que mira siempre a lo metafísico, a lo que está más allá, a lo que no podemos explicar desde el punto de vista racional, sino que solamente es donde podemos poner nuestra fe. Y apela también a cómo nos sentimos con eso, que es una de las posibilidades más interesantes de la música, que no solamente nos habla con ciertos elementos conmensurables, como las alturas y la armonía, sino que todo eso tiene un significado expresivo. Arvo Pärt lo que logra es eso; reconectarse a fines del siglo XX con un lenguaje que casi nadie usaba en esa época, para escribir en un país en el cual era un poco difícil referirse a estas cosas de manera abierta”.

El violonchelista Alejandro Tagle en ensayo. Captura del tráiler.

¿Qué diría del programa que interpretarán, pensando en la experiencia del público? ¿Será una experiencia musical y profundamente espiritual?

“Es muy buena pregunta ésa, porque el programa apela a eso, a que cualquier persona que tenga una mirada espiritual de la vida pueda conectarse con su espiritualidad por medio de esta experiencia. Claramente los temas abordados musicalmente por este programa se pueden conectar de manera muy directa con la gente cuya espiritualidad se identifica con la religión católica o cualquier religión cristiana. Pero eso no obsta para que cualquier persona que tenga algún sentido de espiritualidad, de creencia en algo más allá de lo que vemos o en algo que pueda pasar después de nuestras muertes se pueda conectar también desde su propia mirada de la espiritualidad. Si nosotros podemos contribuir a que este concierto sea una experiencia no solamente musical, sino que las personas puedan encontrar un significado propio que se relacione con su espiritualidad particular, es como cerrar el círculo completo. Sería muy lindo si por lo menos una persona que viene al concierto pudiera sentir esa conexión”.

 

 

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