22 de julio de 2022
Luis Alberto Latorre y Celso López son solistas de piano y de violonchelo de la Orquesta Sinfónica de Chile, y Tiffany Tieu es violinista de la Orquesta Filarmónica de Santiago. Los tres intérpretes, además, son profesores del Instituto de Música UC y ofrecerán un nuevo concierto en la 58ª Temporada de Cámara, con la pianista invitada Tamara Buttinghausen.
El programa se titula “París 1920” y recreará la riqueza de la creación musical de esa singular década en la capital francesa, a través de obras icónicas de tres compositores que poseen un lenguaje propio e inconfundible.
Abrirán con La Belle Excentrique, obra para piano a cuatro manos que interpretará el Dúo Tala, que integran Luis Alberto Latorre y Tamara Buttinghausen, seguirán con la Sonata para violín y violonchelo de Maurice Ravel, a cargo de Tiffany Tieu y Celso López, y en el cierre se les sumará Latorre para abordar el Trío opus 120 de Gabriel Fauré.
Los conciertos se realizarán a las 19 horas. El primero será el martes 26 de julio en el Centro de Extensión Oriente (Jaime Guzmán 3.300, metro Chile-España), con inscripción gratuita aquí y con transmisión en vivo en musica.uc.cl. El concierto de repetición será el miércoles 27 en el Centro Cultural GAM (Alameda 227, metro Universidad Católica), con inscripción gratuita aquí.
“Éste es un programa que ideó Celso López. Son tres obras escritas en el año 20, un momento de grandes cambios no sólo en la música, sino que también en la propia estructura del pensamiento, en la cultura de la realidad. Está cambiando el propio concepto de realidad; vemos cómo empieza a tambalearse la representación de una realidad concreta y empieza a ser más importante lo que nos impresiona de esa realidad, el efecto que produce y el hecho de que cada persona empieza a mirar las cosas en forma diferente”, comenta Luis Alberto Latorre.
Por ejemplo, indica el pianista, “sucede en la pintura que, más que representar el bosque, pasa a ser mucho más bonito representar la oscuridad que tiene el bosque en la noche, o al amanecer. Y en la música pasa exactamente lo mismo, empiezan a tambalear los grandes pilares, como la tonalidad. Empiezan a cambiar la armonía, el color y la forma, y estos cambios van a ser las bases de todo el pensamiento moderno del siglo XX”.
Tiffany Tieu: “En París, en 1920, hubo una explosión de creatividad y en este concierto vamos a transmitir la sensación de esa década”
“París en los 1920 era un lugar de encuentro para todo tipo de artistas, músicos, bailarines, escritores. Fue toda una explosión de creatividad, en especial en la música, no solamente en París, sino en las grandes capitales del mundo, y en este concierto vamos a transmitir básicamente la sensación de esa década”, comenta la violinista Tiffany Tieu.
La complementa el violonchelista Celso López: “Esta música fue escrita hace cien años, en un período muy importante para la humanidad, un período de posguerra, lo que significó que fue un período de efervescencia y de mucho deseo porque representaba la vuelta a la vida. La alegría, de alguna forma, invadió ese momento. Sin embargo, vamos a encontrar tres compositores franceses muy diferentes”.
A juicio del profesor López, “la musicología o la historia a veces encasilla a los compositores, las épocas o los movimientos culturales, pero eso no necesariamente es real. Hace cien años pasaba lo mismo que hoy, que existen compositores totalmente disímiles viviendo en el mismo tiempo. En esa época también pasaba; cada compositor refleja su personalidad o su punto de vista frente a ese momento histórico. Tal vez ni Fauré ni Ravel hubieran escrito música ligera como sí lo hizo Satie, son diferentes formas de mirar un mismo proceso histórico. Satie fue un pianista de cabaret, eso se escucha en su obra y contrasta con lo que estaba haciendo Ravel en la misma época; son dos compositores totalmente diferentes. Ravel es mucho más 'conservador', mucho más clásico”.
Luis Alberto Latorre: “Satie es excéntrico por naturaleza, es un personaje lleno de humor, pero a la vez de crítica y con una agudeza tremenda”
El programa “París 1920” abrirá con La Belle Excentrique de Erik Satie, a cargo del Dúo Tala, que integran los pianistas Tamara Buttinghausen y Luis Alberto Latorre.
“Erik Satie es justamente una persona que está al margen de lo que es el oficialismo, al margen del conservadurismo, y no sólo en su manera de escribir, sino que incluso en su manera de ser. Satie es excéntrico por naturaleza, es un personaje lleno de humor, pero a la vez de crítica, con una agudeza tremenda. Él va a poner siempre en tela de juicio todo lo que le tocó vivir en su época”, asegura Luis Alberto Latorre. “Ahora, como compositor, es alguien extraordinario, o sea con una armonía súper particular y con una increíble búsqueda del color. Trabaja muchas veces con una especie de bitonalidad, con disonancias que son muy apropiadas para poner en tela crítica lo que está sucediendo. Con su mirada crítica y aguda, él enseña mucho”, agrega el Premio Presidente de la República 2016.
El profesor de Música UC entrega también un ejemplo iluminador. Cuenta Latorre que a Satie lo contrataron como crítico de conciertos en una revista: “En la primera crítica que hizo, que además fue la única, porque después lo echaron, él está todo el rato pendiente de que se le perdió el paraguas. Lo echaron por faltar el respeto, por ser insolente, pero la verdad es que lo que está haciendo es relativizar lo que es una crítica musical, pone en tela de juicio la opinión y la objetividad”.
Con respecto a La Belle Excentrique, obra para piano a cuatro manos, el profesor Latorre indica que, en esta obra, Satie incorpora la música de cabaret o vodevil, que estaba tan de moda en los años 20. “Es la música hecha desde su punto más frívolo. Satie, tal como Schoenberg, rescata ese espíritu que se refiere también al mal olor, al ebrio, al vino y al cigarro, cosas que están fuera de la realidad permitida”. Aclara que incluye una Marcha Francesa Lunática, que es una sátira llena de disonancias y cosas absurdas, un vals que trata de instalarse, pero no lo consigue, un ritornello y un cancán.
Celso López: “Esta música francesa fue escrita hace cien años, fue muy novedosa en su momento y posiblemente lo siga siendo el día de hoy”
“El público se va a sorprender con las texturas, los colores, el uso de los instrumentos, y el estilo, más que nada, que es muy distinto entre las tres obras”, adelanta Tiffany Tieu. La complementa Celso López: “Esta música francesa fue escrita hace cien años, fue muy novedosa en su momento y posiblemente lo siga siendo el día de hoy”.
Un punto en común entre los tres compositores que escucharemos, señala, está en que se enmarcan todos en un momento de fuerte impulso nacionalista: “Buscaban distanciarse de Alemania, que había representado un peso histórico, porque era complejo para todos los compositores escribir después de Beethoven y Brahms. Debussy empezó a incorporar músicas más 'exóticas' para tratar de abrir un nuevo espacio y eso finalmente se transformó en lo francés”, indica el profesor López.
La Sonata para violín y violonchelo de Maurice Ravel que se escuchará es, justamente, un homenaje a Claude Debussy. El dato, indica el profesor López, es importante. “Ravel se demoró un año en escribir el primer movimiento y finalmente tardó como dos años más en completar la obra. Debe haber sido un desafío muy importante para él dedicarle una obra a quien fuera el compositor francés más importante de esa época”, detalla el violonchelista.
Celso López reconoce que abordar la obra “ha sido realmente un reto, porque es armónicamente bastante compleja. Según las propias palabras de Ravel, marca un antes y un después en su música, con mucha disonancia, con una armonía muy dura en cierto modo y con mucha influencia también de la música folclórica húngara, sobre todo en su último movimiento”.
Foto: Carlos Arriagada.
Además, esta sonata tiene otra singularidad. “El uso de la tesitura de los instrumentos no es lo habitual. El chelo no siempre está en registro grave y el violín en un registro agudo, sino que muchas veces están al revés, se intercambian o están en registros muy parecidos, hay mucho uso de armónicos, de recursos técnicos que la hacen una obra muy rica en cuanto a su color”, explica el violonchelista.
Se suma la violinista Tiffany Tieu: “Su lenguaje musical a veces es súper tenso, y otras veces es muy ligero. Hay mucho juego de contrastes, dentro de cada movimiento y entre movimientos también”.
Con respecto al Trío opus 120 de Gabriel Fauré, una obra fundamental no sólo del catálogo de este compositor francés, sino que de la música de cámara en general, Tiffany Tieu indica que fue compuesto al final de la vida del compositor y que, por eso, “ya había experimentado mucho”. Señala, además, que esta partitura “captura muy bien todo el estilo del Surrealismo e Impresionismo de esa década. Hay mucho contrapunto”.
Se suma Luis Alberto Latorre. “Fauré escribe este trío en una época en la cual la tonalidad empieza a tambalearse, y su armonía es muy especial. Cuesta reconocer, en realidad en dónde uno está parado. Fauré es un compositor muy avezado, profundo y estudioso, y este trío es simplemente maravilloso. El primer movimiento transmite continuidad y permanencia; es un movimiento sonoro que no termina nunca; el segundo es lento y tranquilo, con algunas frases muy suspendidas que quedan en el aire, y en el tercero hay elementos dancísticos”, cierra el pianista.
7 de diciembre de 2023
6 de diciembre de 2023